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REFLEXIONES A RAÍZ DE LA LECTURA DE LA BIOGRAFÍA DE PERICLES DE PLUTARCO

y VI

Las masas son volubles, no obstante, y suele suceder que el favor del pueblo tan rápido como se da, se quita. Esa experiencia es vivida por nuestros políticos contemporáneos frecuentemente. Los cambios de opinión están al albur de la percepción subjetiva del cuerpo político sobre el estado de cosas dentro de la comunidad. Es también una de las servidumbres de la democracia. El pueblo es tan caprichoso como lo es la voluntad de un monarca. En suma, no en vano Tucídides afirmaba que el régimen ateniense era de iure una democracia, pero de facto, un régimen en manos de una sola persona, refiriéndose a Pericles. Y tanta fue la importancia de su figura que a la desaparición de su liderazgo tras contraer la peste, el régimen fue trastrabillando sin acabar de encontrar quien sustituyera a su principal gobernante. Finalmente, fue derrotada Atenas a manos de Esparta y buena parte de esa derrota se debió a que nadie supo encauzar las veleidades que el pueblo como soberano suele presentar. El poder, en definitiva, ciega a quien lo ostenta, sea un monarca, una oligarquía o el pueblo soberano, y les conduce a la ruina con mayor frecuencia que a la prosperidad. En ese sentido, la democracia no tiene más ventaja, entonces y ahora, que el clima de libertad en el que necesita desenvolverse por cuanto el depósito de la soberanía en una amplia colectividad exige una amplitud de miras y que los ciudadanos disfruten de aquella.


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V

Fundamental en la democracia es la fama de honradez. Se comprueba cómo en ambos momentos, la tentación de incurrir en la corrupción es muy común. Y muchos caen. Pericles fue incorruptible y cuidó su fama de tal de manera que sabía lo importante que era parecer aquello que se predicaba. Papel importante en toda democracia cumple la oposición. Es una figura política que sólo la admite este régimen. En otros regímenes, esa presencia es inimaginable porque está abocada a la extirpación. Los opositores a Pericles emplearon idénticos procedimientos que los modernos para deshacerse de él. Aquí cabe la difamación, las falsas acusaciones, las tretas y jugarretas y cualquier clase de recurso que permita la victoria sobre el enemigo político. A Pericles lo acusaron por personas interpuestas de impiedad (Anaxágoras) y de corrupción (Fidias). Fue, asimismo, objeto de imputaciones de inmoralidad, de prepotencia y de diversas lacras. También de ineficiencia, lo que acarreó que el pueblo lo apartara del poder durante ciertas etapas de su actividad. Pero la capacidad de liderazgo de Pericles hizo que se sobrepusiera a las asechanzas y siempre regresara al mando. Como caudillo indiscutible, siempre triunfó sobre sus oponentes que han pasado a la historia como gruñones resentidos que se topaban una y otra vez contra un muro sólido. El problema es que esos gruñones, una vez desaparecido el jefe, dirigieron a la ruina la ciudad. Del mismo modo, la política de Pericles desarrolla actuaciones que semejan las de nuestras democracias. Sabe que necesita una especie de estado del bienestar financiado con los fondos públicos provenientes de los impuestos. Resulta muy revelador cómo consigue la adhesión del pueblo mediante la inversión en obra pública. En su caso, esa política fue posible gracias a los fondos que, justo es reconocerlo, afanó del tesoro de la Liga de Delos de forma fraudulenta. Como es habitual también hoy en día, el requisito de honradez es aplicable al interior. De cara al exterior, no es preciso. Este hecho recuerda mucho el comportamiento de los EE.UU. en el siglo XX. Adalid de la democracia, sólo se veía obligado a respetarla dentro de sus fronteras, mostrando una actitud mucho más laxa respecto a su comportamiento en el exterior. Esta política, como le sucedía a Atenas, se subordinaba a sus intereses. Tanto en un caso como en el otro, las potencias imponían regímenes afines a sangre y fuego cuando se requería ese comportamiento.

Continuará


1254.

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IV

La Vida de Pericles fue escrita en un momento en que la democracia ateniense era un régimen fenecido, aunque no vituperado como lo sería cuando el principado pase a convertirse en dominado en el Imperio Romano. Plutarco no reflexiona sobre la política porque su interés se fija en la figura de su biografiado, pero dada la relevancia de Pericles como gobernante, es inevitable que describa el clima y el curso de su actuación política. De esas líneas podemos entresacar algunas características que todavía adornan nuestras democracias y que podemos achacar a la propia naturaleza humana, que nada ha cambiado desde aquellos tiempos. En un contexto semejante, la reacción de los humanos es semejante. De ese modo, tanto en aquella democracia como en esta, a pesar de su llamamiento a la limitación del poder, está claro que la figura del líder es esencial. Y, por extensión, el pueblo se acomoda a lo que el líder dice y es fácilmente manipulable por el mismo. El líder demócrata, no obstante, sabe que para mantenerse en el poder debe respetar las normas del régimen, que es lo que hace Pericles, quien nunca abusó de sus competencias por más que pudiera hacerlo. El líder democrático sabe imponer su voluntad al pueblo mediante el recurso a los medios propios del momento. En la Atenas clásica, ese recurso era la oratoria en la Asamblea y el cuidado de la propia imagen. Modernamente, es el dominio de los medios de comunicación el que da o quita el poder al ser el procedimiento de influencia en la voluntad de los ciudadanos. El carácter, sea fingido o real, es importante. Pericles mezclaba la eficiencia con la suavidad y la empatía con la firmeza.

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III

Ambos modelos de democracia se basan en que el receptáculo de la soberanía la posee el conjunto de los ciudadanos. Nuestras democracias, dado el amplio número que conforma el cuerpo político, han recurrido a la representación en cámaras. También, en el curso de los siglos, se ha teorizado y puesto en práctica (peor que mejor) la división de poderes. En este sentido, ambos regímenes tenían el mismo temor a la tiranía, es decir, a la acumulación de excesivo poder en unas solas manos. La aversión a la tiranía (o la dictadura, por utilizar un término moderno) tiene otro corolario. Tanto una democracia como otra tienen un fundamento específico en lo que los anglosajones llaman the rule of law. Para los atenienses de la Antigüedad este principio se expresaba mediante el dicho νόμος βασιλεύς, la ley es el rey. La ley, una vez fijada por el pueblo, obliga a todos, incluidos los gobernantes. En los regímenes unipersonales el depositario del poder puede ponerse por encima de la ley, dado que es la fuente de la misma. En el caso de la democracia, el gobernante tiene incluso el deber de ser el más respetuoso con la ley. Los ciudadanos de ambas democracias gozan de unos pocos derechos fundamentales, pero de amplio espectro. Los atenienses tenían libertad de expresión (παρρησία – parresía), libertad de conducta dentro de la ley (ἐλευθερία – eleuthería) e igualdad ante la ley independientemente de su linaje o nivel económico (ἰσονομία – isonomía). Estos tres derechos fundamentales son los mismos que hoy en día debe respetar un régimen para poder integrarse dentro del concepto de democracia. Todo lo que rebase este marco entra dentro de las virtualidades de un ordenamiento político, pero no son demarcadores de una democracia ni son imprescindibles para caracterizarla.

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1252.

REFLEXIONES A RAÍZ DE LA LECTURA DE LA BIOGRAFÍA DE PERICLES DE PLUTARCO

II

La democracia ateniense difiere de la nuestra en varios aspectos. En primer lugar, los derechos ciudadanos estaban restringidos a los hijos de padre y madre atenienses y a los varones mayores de 20 años, lo que excluía de las decisiones a casi el ochenta y cinco o el noventa por ciento de la población. No eran ciudadanos aquellos que no descendían de dos ciudadanos, las mujeres, los esclavos y los metecos. Estos últimos, aunque fueran descendientes de varias generaciones de extranjeros y hubieran nacido y vivido en Atenas toda la vida, carecían de derechos ciudadanos. Por otro lado, la ciudadanía ateniense se otorgaba en muy escasas ocasiones. El régimen era asambleario. Las decisiones se tomaban en la Asamblea, integrada por el conjunto de los ciudadanos. El hecho de que buena parte de la ciudadanía habitara en el campo y que no todo el conjunto de ciudadanos tuviera ocasión o deseo de participar en las votaciones provocaba que las Asambleas nunca contaran con una mayoría del cuerpo político. Tampoco había una separación de poderes y la mayoría de los cargos políticos se elegían por sorteo. Estas son algunas de las diferencias más llamativas. Hay otras muchas que nos ahorramos exponer porque este no es un texto exhaustivo sobre el régimen. Ahora bien, el hecho de que existan esas diferencias no obsta para que las semejanzas, que las hay, no sirvan como referencia para nuestra democracia actual.

Diagrama que representa el sistema político de la antigua Atenas, según la descripción de Aristóteles en su obra la Constitución de los atenienses

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Democracia_ateniense

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1251.

REFLEXIONES A RAÍZ DE LA LECTURA DE LA BIOGRAFÍA DE PERICLES DE PLUTARCO

I

La traducción de la Vida de Pericles de Plutarco me ha empujado a reflexionar sobre el régimen político de la democracia y a pergeñar unas líneas sobre las relaciones entre el ordenamiento que vivió Pericles y el que hoy en día vivimos quienes nos incluimos en regímenes políticos que también se llaman a sí mismos democracias. Para empezar, como todo el mundo sabe, «democracia» es una palabra que está compuesta de dos términos griegos: «demo-» procede de δῆμος – demos, que significa «pueblo» y «-cracia» que tomado de una abstracto construido sobre el sustantivo κράτος – kratos, que significa «poder». Nuestro término es una transcripción que nos ha llegado a través del latín de la palabra originaria δημοκρατία – demokratía. Los teóricos de la ciencia política de la Antigüedad, en especial Aristóteles y Polibio, historiador algunos siglos posterior, establecieron tres regímenes fundamentales desde el punto de vista político, dependiendo de que el poder lo ejerza una persona (monarquía), un grupo reducido (aristocracia) o un colectivo que forma el grueso de la sociedad (politeia, término que coincide semánticamente con «democracia»). Según Aristóteles, la diferencia entre un régimen bueno y uno malo estriba en que el sujeto del poder lo ejecute pensando en el bien común o en sus propios intereses. Siguiendo el concepto cíclico que la mentalidad griega antigua poseía sobre el curso de los seres y de la naturaleza, los regímenes sufren un proceso regular que lleva de una versión buena del mismo a una perversa. La monarquía cede el sitio a la tiranía; la perversión de la monarquía da paso a la aristocracia, cuya perversión da lugar a la oligarquía; ésta da paso a la politeia, cuya corrupción cede el paso a la oclocracia (el poder de la masa). La oclocracia origina un estado de cosas caótico que conduce a la aparición de un personaje salvador que reintroduce una monarquía, y así siempre.

Continuará


1092.

Una de las frases que siempre más ilustrativas te parecieron de la mentalidad neocomunista que informa el partido Podemos y satélites es aquella que dijo su Amado Líder Pablo Iglesias: «hay que cabalgar las contradicciones». Es una manera de expresar aquello de que el fin justifica los medios y una declaración de desprecio a la democracia cuyo fundamento es precisamente el respeto a las formas. Una vez producida la contradicción y su monta, las extensiones se multiplican. Así, no importa que la pareja aspirante a ser el moderno matrimonio Ceauşescu se haya comprado un chalet de 600.000 € en una zona pija de Madrid, sino que a la hora de justificar su conducta produzca un documento tan poco respetuoso con el lenguaje no sexista. En negrita van los añadidos y correcciones de ese comunicado conforme a las reglas que el neocomunismo exige y que la pareja no respeta, cabalgando de nuevo sus contradicciones con garbo y elegancia.

Hola a tod@s, compañeros y compañeras de Podemos.

Cuando decidimos implicarnos en la actividad política con un nivel de responsabilidad alto, asumimos que cada aspecto de nuestra vida, incluso muchos aspectos personales, estén sometidos al escrutinio público. Así que nos toca hablaros de lo que, por otro lado, es público.

Nos hemos comprado una casa en Galapagar a 40km de Madrid, y para pagarla tenemos a medias una hipoteca de 540.000 euros con Caja de Ingenieros que iremos pagando poco a poco durante 30 años. 48 horas después de firmar la hipoteca el 9 de mayo presentamos nueva declaración de bienes en el Congreso para mantenerla actualizada cumpliendo nuestro compromiso de transparencia.

Pagaremos al mes algo más de 800 euros cada uno y cada una. Sabemos que muchas familias españolas, incluso con dos sueldos, no pueden permitirse una hipoteca así, y por eso entendemos que es tan importante defender salarios dignos para todos y todas. También basta ver los precios de la vivienda en Madrid para saber que elegir un sitio para construir un hogar no es una tarea sencilla para la mayoría de españoles y españolas, y por eso también decidimos buscar más cerca del campo. La realidad es que nuestros sueldos, que son públicos y que son decididos por la Asamblea Ciudadana de Podemos, nos han permitido emprender este proyecto.

Llevamos mucho tiempo buscando una casa en el campo donde poder avanzar en nuestros proyectos como familia, y en concreto para poder cuidar a nuestros hijos y nuestras hijas con algo de intimidad. En Galapagar además viven muchos  amigos y muchas amigas con los que nos gustaría que nuestros hijos y nuestras hijas pasen tiempo. Para nosotros y nosotras es difícil no llamar la atención desde el momento en que pisamos la calle y nos gustaría que nuestros hijos y nuestras hijas puedan vivir su infancia de la forma más normal posible.

La entrada de la hipoteca y las reformas las hemos costeado con una parte de nuestros ahorros. Irene ha necesitado para ello pedir un préstamo a su padre. El padre de Irene ha trabajado toda su vida como mozo de mudanza y su madre es profesora de educación infantil. El padre y la madre de Pablo han ganado más. Su padre es inspector de trabajo (jubilado) y su madre abogada laboralista (jubilada). Tenían buen sueldo, sobre todo su padre, y le dejarán una herencia que nos ayudará.

Nuestros ingresos, cuentas corrientes, propiedades así como los impuestos que pagamos están declarados al Congreso y en el portal de transparencia de Podemos; igual que los de todos los cargos públicos de Podemos.

Pablo además del sueldo de diputado una vez hecha la donación correspondiente, presenta Fort Apache y Otra Vuelta de Tuerka y recibe derechos de autor por los libros que ha escrito. Así lo declara en el portal del transparencia y al Congreso, que estableció la compatibilidad de su tarea como diputado con estas actividades. Hace dos semanas él tenía muchos ahorros; ahora muchos menos y una deuda de 30 años.

Pablo criticó hace 6 años a un ministro por comprarse un ático de 600.000 euros. Ambos y ambas pagaremos en 30 años, algo más de la mitad de esa cantidad cada uno y cada una. Y lo pagaremos para comprar una casa en la que vivir, no con la que especular. Y en todo caso siempre hemos afirmado que a los ministros y a las ministras y a cualquier cargo público hay que criticarles por sus políticas o eventualmente por su corrupción, no por gastarse su dinero en lo que quieran mientras lo hagan de forma honrada. Y eso aunque nosotros y nosotras consideremos que los cargos públicos deberían tener sueldos más ajustados y nos lo apliquemos. En Podemos establecimos que nuestros cargos públicos deben cobrar 3 salarios mínimos. Nos parece que los representantes públicos y las representantes públicas deben tener buenos salarios, pero entendemos que deben ser más ajustados que los actuales y nos lo aplicamos a nosotros mismos y nosotras mismas.

Para nosotros y nosotras es una suerte poder emprender este proyecto de vida y de familia, pero aún así tenemos la sensación de que con nosotros y nosotras se hacen cosas que no se hacen con otros representantes públicos y otras representantes públicas. Se han publicado fotos de nuestra casa, incluso de las habitaciones con los muebles de los anteriores propietarios y de las anteriores propietarias. Nos persiguen paparazzi y paparazze cuando vamos al hospital, al notario y a la notaria o a sacar a los perros y a las perras y después venden sus fotos a Eduardo Inda. No deseamos que les ocurra lo mismo a otros líderes políticos y a otras líderes políticas ni a creadores y creadoras de opinión o propietarios y propietarias de medios de comunicación. Creemos que cualquiera, por muy importante que sea su rol político, tiene derecho al menos a la intimidad de poder ir a una revisión ginecológica a un hospital público sin que le sigan y le hagan fotos. Pero asumimos que con nosotros y nosotras  funcionan reglas diferentes que con los demás. Sabemos por qué es. También por eso queremos vivir más cerca del campo.

Sabemos que nos criticarán hagamos lo que hagamos. Nosotros y nosotras seguiremos haciendo nuestro trabajo lo mejor que sabemos y construyendo un proyecto de vida que nos hace felices.

Seguimos. Abrazos


1089.

El pueblo donde vives, en la Andalucía profunda, experimentó durante los decenios de los 50 a los 60 del pasado siglo una potente emigración a Cataluña, especialmente a Barcelona y su zona de conurbación. Allí trabajaron duro, prosperaron y encontraron un lugar donde pudieron llevar una vida más confortable que la ofrecida por el laboreo en el campo. Suelen venir ellos, sus hijos y sus nietos a visitar este pueblo en vacaciones. En ese semillero humano, surgen a veces personajes que, aun conocida su antigua raigambre local, tornan hablando con acento catalán (aunque con los suyos hablan directamente en catalán) y con ese deje despectivo que suelen tener quienes se consideran miembros de una casta superior. Desde que comenzó todo el sinsentido de la pretendida independencia de Cataluña, una de las preguntas que siempre te ha asaltado es la razón por la que tantos emigrantes y descendientes de emigrantes del resto de España han adoptado esa posición y, bastante asiduamente, en su aspecto más radical. Lo que hay es el complejo de inferioridad asumido con el que emigraron y que, una vez allí, fue fomentado por parte de la élite gobernante catalana de toda la vida. La astucia del catalanismo les hizo ver que podían salvarse de su pecado original mediante el empleo exclusivo de la lengua catalana y la mimetización con el entorno de una sociedad que se considera a sí misma poblada por seres superiores al resto de los españoles. La inversión en el negocio era relativamente fácil. De ese modo, pasaron de ser andaluces, seres de inferior cualidad humana, a catalanes, seres de una cultura superior. Y muchos aceptaron el trato, aunque su papel es el de masa. Si uno repasa los apellidos de los miembros de los partidos independentistas son muy escasos aquellos que no son de origen catalán.


1085.

Aunque recientes estudios parecen demostrar que el ser humano tiene más fácil creer una mentira que una verdad, se te antoja pensar que la mentira precisa de una continua y permanente insistencia para velar su carácter fraudulento y cortar el paso a una verdad que, dejada a su albur, saltaría a la luz con toda evidencia. Así, la falsedad de la existencia de Dios requiere que sus apologistas ordenen un incesante recordatorio de esa entelequia. De ahí los ritos diarios, semanales, mensuales, anuales. Si no se forzara a pensar en Dios, éste desaparecería de escena. Otro ejemplo lo encuentras en ese sucedáneo moderno de la religión que es la ideología política. Cuanto más insista en imponer sus dogmas a sus sometidos, más falsas serán. Por eso, los regímenes totalitarios inundan de propaganda todo espacio público y privado. Y por eso las sociedades abiertas nunca tienen necesidad de adormecer el espíritu crítico del ser humano con su asfixiante recordatorio. La verdad no necesita venderse ni ocultar su esencia.


1084.

Ya sabes que detrás de la obsesión de los comunistas europeos por abrir las puertas a la inmigración de forma indiscriminada hay un programa de destrucción de la tradición cultural de Europa para poder crear sobre sus escombros la utopía de la sociedad sin clases. No obstante, sospechas que hay también su puntito de rabieta. A fin de cuentas, los comunistas son seres humanos, aunque crean pertenecer a una variedad superior de homines sapientes sapientes. La gente muere por vivir en la sociedad europea; sin embargo, muere por escapar de los países donde campa el comunismo.